CAMINANDO PEJERREY.
Diez años caminando Pejerrey
piedra y río
ir y venir atardeceres cabalgando libélulas
trinando en pupilas de zorzales inquietos
eternizando sueños al quillay centenario.
Fresca brisa
embrujo de vida nueva.
Deshiela silenciosos recuerdos el alma
atesoran los párpados semilla de luna llena.
Entre almohadas ciegas
la noche acuna dolorosas ausencias
solapadas nostalgias
estíos rozagantes.
Cual sutil telaraña el corazón teje
celdillas de esperanza.
Errante por los cerros
el tiempo pasa y pasa
se va
se va cantando
por senderos de infantiles sonrisas
acaricia el rostro afiebrado de las piedras
colma de adioses
las árguenas del río.
HACE FRÍO…
Hace frío esta mañana
en la biblioteca semidesierta.
Bostezan en los anaqueles textos ignorados
Borges camina sin prisa desde el Sur
Sábato sonríe desde la eternidad
lo dije…sólo caminaría la centuria.
Lautaro vuela a horcajadas en su potro
sus ojos dos dardos llameantes
Galvarino impreca al cielo con sus muñones
la sangre ardiente de Caupolicán
riega su sombra y la agiganta
Guacolda y Fresia
dos copihues de luz
afincados en el vientre inmortal de Pachamama
Aún hace frío
El tiempo torna al reloj inexorable
La sala se llena de murmullos
¡Linares
cuando cae la noche eres otra ciudad!
Desdibujas tu cuerpo bajo un leve manto
de plata y obsidiana
incrustado de estrellas y sobresaltos.
En tu mágica barca neblinosa
viajan entrelazados anhelos y frustraciones.
Por la boca desdentada de tus chimeneas
lanzas al cielo el cansancio del día
en largos y oscuros bostezos.
Retoños tristes de dolor y miseria
caminan en las sombras rebuscando pan y ternura.
Amores y querellas disputan tus aleros
que gotean nostalgia.
Felino grácial
tu duermevela inquieto ronronea en mi ventana.
El corazón, insomne
se escapa por tus calles florecidas de escarcha
y abrazado del tuyo
ignorado y sufriente
deambula silencioso hasta que sale el sol.
(Homenaje a mi ciudad es su 217 Aniversario)
ESTACIÓN TERMINE.
Hacía frío en Roma
¿Recuerdas?
¿Un té con limóm
un capuchino o un cortado?...
Los trenes incansables
entrando y saliendo de Termine
lejos los Andes y el Pacífico azul
Una Lira puede comprar recuerdos
transformarse en un dije
rodar por el andén sin fin del olvido.
Soy un velero a la deriva
en el océano infinito del tiempo
y Roma y tú...
tan lejos.
"¡AY DE TÍ...JERUSALÉN!"
Sudor de sangre en el Getsemaní
Pasión revivida siglo a siglo
dos mil años crucificándote...
suben llorando al Gólgota
madres
jóvenes
soldados
piedras contra balas
corona de espina sobre tu frente
corazón dividido.
"Mi paz os dejo, mi paz os doy..."
Silencio
muerte y metralla.
La paz no viene
la paz se aleja el fusil no calla
¡la guerra acecha!
"¡Ay de tí...Jerusalén...!
¡Cuántos ocasos tardó la vida
en tornarme a tus bosques
a tu lluvia!
Cielo
río
tu corazón
bello cisne frágil
me dan la bienvenida.
Cálido viento
acaricia mis cabellos y los sauces.
Atardece
Diáfano
sereno
el Calle Calle escurre.
Hora de nostalgia y amor
el lucero
-eterno amante de la luna-
busca su pálida faz entre las nubes.
El alma busca
-en el espejo diáfano del río-
los rostros amados que ha perdido.
Veracruz
gardenia adormecida
entre un danzar alucinante de luciérnagad
y el amoroso requiebro de las olas.
Peregrinando
el verde corazón de México
se embelesan los ojos
en tu mar
en tu cielo
en tu historia.
Los pies descalzos en la arena tibia
las manos enlazadas
y la sonrisa triste de la luna
en las azules aguas del Atlántico.
Despierta el sol
se duermen las estrellas
apagan sus faroles las luciérnagas.
Verde
verde el adiós de los palmares...
blanco
blanco el adiós de las gaviotas...
Díscola marioneta bailando en la plaza
revuelo de niños
árboles, palomas...
Florecen los poros ardiente rocío
marejadas de turbio sudor.
El alma enferma de nostalgia
tiembla en cada giro del cuerpo cansado.
Mágico ritual de platillos
rescata anhelos y recuerdos.
Regresa la canción primera
danzante milagro
cimbreante embrujo de amor.
Náufrago del tiempo.
Inquieto chinchinero
alucina bailando en la plaza.
Hombre y triciclo
una sola sombra en la mañana de julio
ruedan por la calle fría.
Rostro inescrutable
manos temblorosas aferradas al triciclo escuálido
último amigo
fiel confidente de penas y secretos.
Se lleva, en revoltijo indecible
los únicos trofeos salvados del olvido implacable:
promesas incumplidas
cálido rumor de besos
fotos desteñidas
pequeñas sonrisas
cartas que nunca llegaron a destino
sueños sin futuro
amores traicionados
esperanzas humildes.
¿En cuánto transa el mercado su carga triste?
¿Quién compra sus desengaños?
¿Su cansancio?
¿Su soledad infinita?
Como grillos de invierno se quejan los pedales
dos hélices cansadas, los pies giran y giran...
hombre y triciclo
(calle abajo)
se pierden en la bruma del tiempo sin final.
Tiempo de lilas
nostalgia y lágrimas
carrusel de sueños brisa vespertina
neblina de emoción aroma el té
simple y puro
esperanza compartida más allá del dolor.
El cielo de Madrid atardeciente
paloma triste de cansadas alas
vela tras los meridiano
el sueño de aquellos
que sin despedirse nos dejaron.
Alimenta pesadillas y remordimientos
que nada acallará.
Estamos solos
buscamos paz y olvido.
Los tintes del crepúsculo reiteran
sangre y lágrimas que aún no se evaporan
¿regresaremos al hogar un día?..
¡somos el hogar!